El Blog de la CEFH

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martes, 6 de septiembre de 2011

La Educación de Mercado


Por Mauricio Folchi. Académico del departamento de Ciencias 
                        Históricas de Universidad de Chile.


Un país puede permitir que las personas decidan 
libremente si consumen o no, un helado, un 
televisor o cualquier otro bien de consumo. 
Pero no puede permitirles que decidan 
libremente si quieren educarse o no, porque el 
interés general del país exige que lo hagan. Esa 
es la justificación de la obligatoriedad de la 
enseñanza que rige en Chile desde 1920 —para 
la educación primaria— y desde 2003 para 
educación secundaria. 

Respecto de la Educación Superior, no existe 
esta obligatoriedad, pero se puede aplicar el 
mismo principio: el país necesita que una buena 
parte de su población tenga formación superior 
de calidad, ya sea técnica, profesional o científica. 
Y, consecuentemente, este debe se un objetivo 
país. Por otra parte, la Educación, al igual que la 
Salud, ha llegado a constituirse como un 
derecho de todo ser humano —un bien 
público— al que todos debemos tener acceso, 
independientemente de nuestra capacidad 
adquisitiva o del valor de nuestros activos. 

Pretender que sea el Mercado y no el Estado el 
encargado de proveer satisfactoriamente este 
bien público significa no entender cómo 
funciona el Mercado. Lo que el Mercado puede 
hacer es asegurar una oferta educativa acorde a 
una demanda educativa efectiva, pero sólo en 
cuanto a la diversidad de títulos y cantidad de 
matrículas ofrecidas. Y eso es lo que ha pasado 
en Chile desde 1980, con una expansión 
sostenida de la Educación Superior, pero en 
unas condiciones muy insatisfactorias desde el 
punto de vista de las necesidades del país y del 
ejercicio del derecho a la educación. 

Hoy, en Chile es perfectamente posible, que un 
joven de familia modesta, muy mal formado por 
el sistema escolar público, cumpla el sueño de 
estudiar en la universidad. Para eso, encontrará 
fácilmente cupo en una universidad privada y 
financiamiento en la banca privada. Pero, para 
él y su familia será difícil hacer una elección 
académica y financiera rigurosa. La publicidad 
consigue su objetivo. Al final, este joven mal 
preparado y endeudado recibirá una formación 
académicamente deficiente, pero un título válido, 
gracias al cual, difícilmente encontrará un 
trabajo que pueda desempeñar de buena manera, 
gracias al cual realizarse y contribuir al desarrollo 
del país. 

Esa es la forma en que el Mercado satisface las 
necesidades sociales. Oferentes y demandantes 
llegan a un acuerdo aceptable para ellos, pero 
que no necesariamente resulta satisfactorio en 
cuanto a las necesidades del país y al ejercicio 
del derecho a la educación. Desde este punto de 
vista, la Educación de Mercado es un fracaso o, 
para decirlo en términos que el presidente pueda 
entender, la Educación de Mercado produce 
externalidades negativas inaceptables, que le 
hacen daño al país: familias endeudadas; legiones 
de profesionales y técnicos mal formados; 
condiciones de desigualdad perpetuadas. 

¿Cuál es la solución? Un sistema de educación 
superior de excelencia, financiado por el Estado 
—no por los estudiantes— al que cualquier 
persona con vocación, capacidad e interés pueda 
acceder en condiciones de igualdad. 



1 comentario:

  1. Profe,

    Tiene mucha razón, sin embargo, lo que más me entristece de toda la situación actual, es ver que el tema de la educación es la (fea) cara visible de un problema mucho mayor como es, a mi parecer, la gran desigualdad en nuestro país.

    Y es que es esta desigualdad es la que genera la explosiva expansión de la demanda de la Educación Superior, como único medio para que los hijos de familias de recursos medios y bajos salgan del estrato social tan fijo y marcado en que se encuentran. Creo que, frente a esta situación, el arreglo que se pueda lograr (que por lo demás es muy necesario)con respecto a la educación es solo un parche a un problema mucho más profundo y difícil de tratar.

    La solución, bajo mi perspectiva, solo tapará la fuga mientras dure el parche. Y serían necesarias soluciones a muy largo plazo, y que sean llevadas a cabo por personas que no fijen sus miras solo en la política, sino en el bien común de nuestra nación.

    Andrea Banda, Estudiante de Economía de la Universidad de Chile

    PD.: la Ed. no es un bien público, eso la convierte en un bien de consumo, y la educación, como el conocimiento, no caen en esa categoría.

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