El Blog de la CEFH

Este es un medio libre y sin censura, donde tanto los Estudiantes, Profesores y Funcionarios de la Facultad de Filosofía y Humanidades UCH pueden exponer sus opiniones sobre temas de interes, tanto nacional como de la comunidad.

Ten en cuenta que lo que vas a leer NO REPRESENTA EL PENSAR DE LA ASAMBLEA DE FILOSOFIA Y HUMANIDADES, pero que si son las opiniones individuales de sus miembros, que ayudan a formarlo.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La democracia de los dirigentes


Por Nadine Faure. Estudiante pregrado Filosofía de la Universidad de Chile

La democracia directa es el modo en que los sujetos de nuestra facultad hemos decidido ejercer soberanía. Nunca participé en una discusión fundante al respecto pues, como dicen, las personas pasan y las instituciones quedan. Yo llegué y ya estaba, me iré y seguirá. Por lo mismo, pienso que a veces ha hecho falta caer en cuenta y, sobre todo, dar cuenta de lo que dicha institución nos impone de suyo. Sería una ingenuidad no reconocer que, como en todo, al asentir aceptamos vicios y virtudes.

La asamblea, base de la organización política de nuestra facultad, es la forma en que escogemos validarnos los unos a los otros. Sin embargo, al hablar de esto, se nos olvida que cuando se escoge una opción que prioriza la participación individual de los estudiantes, de los ciudadanos o quienes sean los aludidos, no podemos actuar como si hubiese o debiese haber una voluntad común que agrupa lo que somos o queremos. No debemos actuar como si así fuese, porque no tiene porqué serlo. No es exigible a la democracia directa que así sea, no está en ella atender dicha dimensión. Por esto es que la democracia representativa se opone aquélla. Los partidarios de la representación abogan por una cierta unidad política cuya expresión debe estar encarnada en la figura del representante. Los que juzgan más democrática la participación directa están priorizando la expresión individual de cada uno de los participantes. Con esto, aun cuando (en forma) parezca favorecer el diálogo, realmente sólo permite que personas que no conforman entre sí ninguna unidad identitaria expongan y voten considerando los criterios que más les plazcan.

Cuando se trata de grupos minoritarios ya agrupados bajo una cierta noción de comunidad (como puede ser el caso de las juntas de vecinos, entre otros), la democracia directa puede ser funcional ya que quienes se levantan y deliberan ahí lo hacen en pos de la unidad a la que representan; de hecho, lo lindo es que sólo así – en el ejercicio de empoderarse-  conforman aquello que los une. El problema real surge cuando vemos organizaciones que, por estar fundadas desde la pluralidad, no portan en sí la capacidad de generar unidad. Con esto, no quiero implicar que tal unidad no pueda ser formada desde intereses compartidos o incluso desde el disenso; simplemente quiero destacar sólo el hecho que aun cuando contemos con la posibilidad de generar unidad, la democracia directa no tiene de suyo las herramientas que lo permiten.

La posibilidad de un proyecto común no está tras la suma de los individuos, la totalidad de los individuos no equivale a la unidad política y la democracia directa no puede ofrecernos más que eso. El proyecto común debe incidir en la comunidad, no en los intereses individuales, dispersos. Tal es mi concepción que, de hecho, ni siquiera me atrevería a afirmar que hay algo así como la voluntad común unificada antes de que haya representación; y no hablo acá sólo de representantes como los conocemos, sino también al hecho que si cada cual votara como el ciudadano que representa, es decir, votara en su calidad de ciudadano y no motivado por sus propios intereses individuales, más fácil sería llegar a consenso en pos de la comunidad. Creo firmemente que el proyecto común no surge de la mera expresión de singularidades.

Sin embargo, no es mi objetivo en este punto defender la democracia representativa, sino más bien revisar una de las críticas que se han esgrimido durante las últimas asambleas, en especial respecto al cierre de semestre, y mostrar que éstas no caben en el sistema político que tenemos. Tal es el caso, cuando se cuestiona, por ejemplo, que quienes no participan constantemente de la organización democrática de la facultad vayan, voten y ganen una propuesta levantada en la asamblea. Como si la posibilidad de decidir estuviese atada a la participación. Esto es, francamente, no entender la forma de participación que hemos escogido.

Puesto que, como he dicho, la democracia directa prioriza la individualidad sobre la comunidad es que no cabe hacer una crítica como ésta. La participación o no dentro de la organización directa no funciona como crítica moral (puesto que no estamos conformando unidad moral); todo quien quiera ir libremente y expresar su intención respecto a cualquier tema, puede hacerlo. Basta con que sea del grupo de votantes aceptados (estudiante de pregrado de la Facultad de Filosofía y Humanidades) para dar rienda suelta a sus intenciones más personales y a su voto motivado sólo por ellas. No es juzgable, porque es intrínseco a la organización que escogimos. Cabe destacar que no estoy haciendo una apología moral de tales participaciones; sino sólo defendiendo que porque tenemos democracia directa en nuestra base organizativa es que tienen pleno derecho de hacerlo.

La creencia, sumamente infundada, de que la partipación directa en asambleas o actividades de la facultad permite la invalidación o ponderación negativa del voto de quienes no lo hacen; no responde sino a un dogmatismo con el cual, quienes comparten, se reconocen a sí mismos desde una patética superioridad moral que les permite decir “estamos los que estamos porque somos los que están interesados”. Con esto, sólo presuponen la unidad que no tenemos ni nos hemos esforzado por construir. Esto les hace creer que pueden ignorar al resto, sólo porque son visibles para quienes comparten sus nociones. Con todo esto incurren en uno de los vicios más importantes de la democracia representativa: creer, por ejemplo, que la totalidad de quienes apoyan el cierre de semestre están en contra del movimiento estudiantil es exactamente lo mismo, al menos en forma, que pensar que a la totalidad de los jóvenes que no están inscritos para votar en realidad no les interesa la política.

Podemos hacer extensiva la misma crítica a quienes dicen “que los que quieren cerrar el semestre sean los que se movilicen ahora, ya que piensan que se puede compatibilizar con las movilizaciones; y así nosotros que llevamos movilizados cuatro meses, podamos cerrar el semestre tranquilos en estas dos semanas”. No ahondaré mayormente en ello, pero insistiendo en el punto de que la democracia que tenemos permite que cada cual vote y haga lo que le plazca, incluso si su voto está motivado sólo por su propia conveniencia; nadie tiene porqué actuar conforme a las exigencias de otros. Son los otros los que se abogan activismo, son ellos los que deben asumir su decisión con costos y beneficios. Nadie tiene obligación institucional o moral de responder al sacrificio que decidieron hacer con plena autonomía. Nadie debe compensarlos, ni agradecerles.

Con todo, pienso incluso que quienes no quieran comprender y aceptar que toda opción elegida trae en ella vicios y virtudes, y que al optar se acepta lo que de ella gusta y lo que no; realmente no han aceptado la democracia directa por una cuestión de principios, sino porque hasta ahora les ha sido funcional. No es lo que la ética les obliga a hacer, sino lo que el ámbito más sucio de la política les ofrece. Es eso lo que hemos decidido alimentar: algunos con falsa retórica popular, otros entregándoles en bandeja el espacio para que hagan con él lo que plazca, es decir, lo que responda sólo a sus intereses personales. Esta es la única razón por la cual aún hay espacio para que las decisiones tomadas en asambleas con plena legitimidad, como la del miércoles 21 de septiembre, se reevalúen sin esgrimir más argumentos que “no es justo que eso lo hayan decidido quienes sólo vienen a votar” o “con miras al contexto nacional”, pues somos tan chaqueteros con nuestra propia organización que la percepción del movimiento a nivel nacional que tengan unos cuantos sujetos los empodera para ignorar la decisión de una asamblea con más de trescientas cincuenta personas.

No aboguemos más el derecho de hablar por el pueblo, por el estudiantado o lo que crean que representan con sus palabras. Toda vez que alcen la voz, no hablarán más que desde cada uno de ustedes, no hablarán por nadie, ni en el lugar de nadie. Cuando se acepta una democracia como ésta, nadie habla por las bases, realmente todos quieren ser únicamente dirigentes.

Como creo firmemente que el argumento de “¿por qué no lo hicieron antes?” en política no corre (puesto que no hacerlo antes no quita que no podamos hacerlo ahora). Los invito pues a replantearse lo acá expuesto: mientras no comprendamos, plenamente, que la situación en la que nos encontramos es precisamente la única que puede ofrecernos la organización estudiantil que tenemos, seguiremos generando polarización de intereses y restaremos al espacio de la asamblea toda posibilidad de diálogo fructífero en un futuro. No comprender todo lo dicho hasta acá nos ha significado la pérdida absoluta de legitimidad y la imposibilidad de mirarnos a los ojos y saber que al otro le importa lo que digo y viceversa. 

2 comentarios:

  1. Excelente columna compañera, le felicito por su lectura y exposición de lo que es la "democracia" de nuestra Facultad.

    Finalmente, me quedo con esta frase:
    "la democracia que tenemos permite que cada cual vote y haga lo que le plazca, incluso si su voto está motivado sólo por su propia conveniencia; nadie tiene porqué actuar conforme a las exigencias de otros. Son los otros los que se abogan activismo, son ellos los que deben asumir su decisión con costos y beneficios. Nadie tiene obligación institucional o moral de responder al sacrificio que decidieron hacer con plena autonomía. Nadie debe compensarlos, ni agradecerles."

    Saludos cordiales

    Dina Camacho
    Historia.

    ResponderEliminar
  2. How to get to Harrah's Casino and Resort in NC - JTM Hub
    Directions to Harrah's Casino and 제주 출장마사지 Resort (NC) with public 전주 출장안마 transportation. The following 태백 출장샵 transit lines 평택 출장샵 have routes that pass near Harrah's 상주 출장마사지

    ResponderEliminar

Atenderemos tus opiniones. Esperamos que uses un lenguaje fraterno.