El Blog de la CEFH

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sábado, 3 de diciembre de 2011

BAJO LA EDUCACIÓN PÚBLICA, GRATUITA Y DE CALIDAD… EDUCACIÓN POPULAR

Por Esteban Miranda Chávez.
Estudiante Pregrado Historia
de la Universidad de Chile
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¿Qué quedará tras la movilización estudiantil? ¿En qué desembocará la efervescencia de todo un país que ha vuelto a mirar sin miedo a los de arriba? ¿En qué terminará la “democracia” de elegir entre lo malo, el mal menor? ¿Qué será de las tomas, los paros, los cacerolazos y las multitudinarias marchas? Aunque es imposible negar que sea cual sea el resultado de estas movilizaciones significará un paso más el rescate de las batallas que tantas veces nos dijeron estaban perdidas, cabe preguntarnos qué pasará después, ¿volveremos acaso al letargo en el cual estábamos sumergidos? ¿Nos conformaremos con cambiar así, grosso modo, las dinámicas de la educación? ¿Serán los caminos institucionales capaces de generar los espacios para la construcción de lo que, más allá de la consigna, soñamos?

Pues para quienes creemos en la necesidad de re-crear el mundo, las coyunturas no bastan, y, entendiendo que la batalla es de largo aliento, des-ordenamos el escenario actual, teniendo claro que más temprano que tarde –y luego de haber removido lo suficiente los cimientos del sistema actual- deberemos abrir paso a la organización de nuevas realidades. Y es que el cambio esencial se esconde más allá incluso de la tan bullada gratuidad o “calidad”, y trasciende la idea de petición, de exigencia… de súplica. El cambio –o al menos uno de ellos- pasa por la construcción de una educación realmente liberadora y al servicio de los intereses de todos y todas. Y en ese camino, la lucha de estos seis meses ha sido más que necesaria, pero no debe ser concluyente, no debe terminarse allí, pues el cambio último debe continuar construyéndose con las pequeñas y generalmente anónimas acciones que se tejen bajo y entre el alcance del poder autoritario y central (occidental y masculino), y que se encuentran bajo la consigna de una educación “pública, gratuita y de calidad”. Porque, justamente, en la lucha por la construcción de un nuevo paradigma político, social y por sobre todas las cosas humano, no basta seguir los mismos parámetros ya implantados pero ahora en manos de “otro bando”, sino que establecer y re-crear relaciones humanas y sociales cada vez más horizontales y menos autoritarias. Y como –parafraseando al tan citado pero siempre inspirador Paulo Freire- sería iluso pensar que los opresores practicasen una educación liberadora, no serán las estructuras institucionales y burocráticas quienes nos entreguen lo que soñamos, no lo fueron antes y no lo serán mañana. Los únicos capaces de cimentar educación, de generar y poblar en espacios autónomos NUESTRA EDUCACIÓN, somos nosotros, como sujetos y sujetas sociales en plena acción y construcción del futuro.

Y en esa tarea es importante también entender que, aunque los de arriba crean que todo seguirá igual cuando las plazas y las avenidas “vuelvan a la normalidad”, y aunque muchos “de abajo” piensen que ganando una vez se termina la pega, la verdad es que en el mañana nos aguarda la gran tarea de seguir rompiendo el silencio de los espacios domesticados, de dejar de suplicar y comenzar a construir y co-crear poderes-lejos-del-poder. Porque el cambio va más allá, y debe buscar su nuevo punto de partida en subvertir lo más íntimo de las relaciones pedagógicas, desbordando los cauces institucionales y construyendo realmente la educación que TODOS queremos, no unos pocos, no los iluminados de siempre.

Porque tarde o temprano la educación debe rescatar el apellido que a fuerza –pero también a suave desidia o complicidad involuntaria- le han arrancado: popular. Tarde o temprano, esas miles de pequeñas iniciativas que nacieron como espacios de re-encuentro y manifestación, de conversación y de rabia, sumadas a las que resisten hace siglos, darán a luz nuevos espacios en donde todas y todos eduquen y sean educados, darán a luz una educación al servicio de la liberación humana y la memoria colectiva, una educación donde re-pensemos y re-vivamos la importancia de la palabra y de la acción, de los pensamientos verdaderos que con rebeldía regresan siempre a derrocar la vida que nos han impuesto.

Nuestra tarea hoy (pero también mañana) es re-significar y afectar el mundo desde la comunidad, fundar una realidad donde las tomas dejen de ser sólo instrumentales, donde las marchas dejen de ser “autorizadas” y vuelvan a ser –verdaderamente- un derecho de todo ser humano, donde las plazas y los barrios vuelvan a llenarse de ruido cotidiano y amistades con olor a barro, un mundo –como diría Galeano- donde la soga no encuentre pescuezo. Pero con calma, con laborioso trabajo de hormigas, sigiloso, subterráneo, porque como bien dijo el grandísimo Tato Iglesias, no hay que olvidar “cuando vuelvan los años de plomo, que son esas trabajosas y solitarias experiencias, aisladas y a menudo fracasadas, las que pavimentan las jornadas luminosas. Unas con otras cambian el mundo".

4 comentarios:

  1. buen artículo!
    Pero no me quedó claro el siguiente concepto:
    "comenzar a construir y co-crear poderes-lejos-del-poder" A qué te refieres con lejos del poder?

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  2. Hablo de "poderes" (en plural) porque a mi parecer existe multiplicidad de poderes (como de ciudadanías, por ejemplo), populares, de abajo, en la mayoría de los casos, y que se alejan del PODER (con mayúsucula) occidental, masculino, blanco, hispano, "todopoderoso", el poder "de los poderosos". Es algo similar a lo que plantea un escritor uruguayo, Raúl Zibechi, cuando habla de "dispersar el poder", es decir, crear poder desde la comunidad, desde lo local, desde la autonomía, la autogestión.

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  3. Algunas 'precisiones'/'observaciones'/'preguntas' que quisiera hacer:
    - "Y como [...] sería iluso pensar que los opresores practicasen una educación liberadora, no serán las estructuras institucionales y burocráticas quienes nos entreguen lo que soñamos, no lo fueron antes y no lo serán mañana". ¿En qué instituciones estás pensando aquí? Porque si de la universidad hablamos, por ejemplo, creo que la transhistoricidad que pareciera estar detrás del "no lo fueron..." es debatible. ¿Sobre la base de qué principios sostenemos que toda institución es incapaz de transformarse?
    -"Los únicos capaces de cimentar educación, de generar y poblar en espacios autónomos NUESTRA EDUCACIÓN, somos nosotros, como sujetos y sujetas sociales en plena acción y construcción del futuro". Aquí haría una pregunta similar, ¿de qué nosotrxs hablamos? El llegar a reconocerse como parte de un colectivo es precisamente parte, a mi modo de ver, de esa construcción de futuro.
    -¿Qué relaciones crees tú que habría -en un horizonte de transformación social- entre universidad y educación popular? ¿Reemplazaría esta a aquella? Y si no, ¿cómo se articularían?
    -¿Cómo ves el rol de la educación popular en un proyecto de lucha contra el neoliberalismo (¿primero?) y el capitalismo (¿en último término?)?
    -Por último, y para callarme: creo que, a diferencia de otros diagnósticos desde la educación popular, las desacuerdos en lo teórico no me aparecen como excluyentes para el trabajo conjunto. Y eso lo agradezco profundamente Esteban. Lo echaba de menos.

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  4. Matías, te "respondo" punto por punto:

    - Hablo de las instancias formales que se han erigido como "formadoras de aprendizajes" y "creadoras de conocimiento": colegios (científico-humanistas, los mal llamado artísticos o técnicos) y universidades principal y respectivamente. Claro que es debatible la labor -en este caso- de la Universidad, sin embargo, realidades como la de gobiernos universitarios triestamentales o universidades (seudo)populares [al menos en Chile], no abarcan las expectativas de construir conocimiento y aprendizaje desde todxs y entre todxs. Básicamente porque no es lo mismo una educación popular (y todo lo que ella conlleva) y una "educación -lisa y llanamente- participativa". Lo de la incapacidad de transformarse, si bien es también debatible, lo sostengo en la medida en que la institucionalidad es parte del poder del conocimiento hegemónico, y a pesar de que se pueda trabajar "desde dentro" con saberes justamente contra-hegemónicos, "la medida de lo posible" no debe ser la meta ni el límite del conocimiento y las experiencias que se quieran vivenciar.

    - Concuerdo contigo, sujeto y sujeta, individual o colectivo, claro está. A eso me refiero cuando hablo de que hay que afectar la realidad desde la comunidad, la común-unidad.

    - Creo que en el primer punto respondo relativamente esta pregunta. Aunque allí tendríamos que comenzar a discutir qué entendemos por transformación social. Dentro de la idea más genérica, no, no creo que la educación popular reemplace la Universidad, sobre todo porque no creo que sea ese su fin, ni que su práctica se remita solo a ese espacio. Y la articulación creo que ya está a la vista, con las medio-anónimas y pequeñas experiencias e iniciativas que se han levantado DESDE estudiantes y profesor@s. La ARCIS intentó en algún momento unir el conocimiento 'académico' con la educación popular, pero con todo el escándalo de Max Marambio, terminó con el despido de muchxs educadorxs justamente por pensar en la Universidad desde otra perspectiva.

    - Este punto si quieres lo conversamos algún día en persona, porque es un-poco-muy-extenso.

    Un abrazo Matías, cuídate.

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